Cuando el individuo es movido por la pasión, que según la filosofía moderna es la inclinación emocional violenta, capaz de dominar completamente la conducta humana y alejarla de la deseable capacidad de autonomía y elección racional, éste ya no es capaz de analizar los hechos con exención y con el equilibrio necesario para la toma de decisiones.
El raciocinio queda sesgado, no habiendo discernimiento correcto de los hechos, que son distorsionados por ese sentimiento que apunta sólo al interés propio, sin la indagación más profunda sobre las cosas.
Se crean verdaderos polos antagónicos donde cada uno defiende su punto de vista, sin que nadie llegue a un denominador común. Lo cierto es siempre uno de los lados, el otro siempre es el mal. Se crea discordia en todo, todo pensamiento queda viciado y tendencioso, un lado denigre al otro.
La convivencia se vuelve insoportable, ninguna búsqueda del bien del otro, se digladan siempre, convirtiéndose en verdaderos enemigos, donde el sentido común no existe. Tal polarización es causa de varios comportamientos inusitados, pudiendo culminar hasta en el peor de los crímenes.
La polarización de la sociedad interesa a determinados grupos que intentan a cualquier costo imponer sus ideas a través de la imposición forzada de dogmas (dogmatismo en el sentido peyorativo) y pensamientos que no son comunes a todos. Si se vive en una sociedad plural, donde los principios y creencias son diversificadas, la imposición de cualquier idea o pensamiento, hiere las libertades individuales de las personas, creando aún más conflictos.
La imposición de cualquier posicionamiento por la fuerza, y no por el convencimiento de la sociedad en cuanto al bien común, de cualquier idea o dogma, es verdadero albedrío, y propio de la tiranía de grupos interesados en imponer a todos sus pensamientos.
Por ejemplo, para aquellas sociedades donde la mayoría está compuesta por cristianos, la imposición de dogmas que no son aquellos constantes de la Ley de Dios (Biblia Sagrada), hay una violencia diaria por los medios de comunicación que intentan vender sus ideas contrarias, como si fueran dueños de la verdad y de la moral y de las buenas costumbres, ya que utilizan como práctica la venta y la exposición de hechos considerados a los principios de esa población.
En el caso de los medios de comunicación, el caso se vuelve más emblemático, pues cumple al poder público, regular la actividad, pero, en virtud del perjuicio a la libertad de prensa, no se adoptan medidas para cohibir determinados medios, que difunden ideas y pensamientos como si fueran lo correcto para toda sociedad, en detrimento de los valores de muchos.
El principio de la libertad de la autodeterminación de un pueblo que defiende la Constitución brasileña en sus relaciones internacionales, también debe ser respetado internamente, no pudiendo ser degradado por posicionamientos conflictivos en la sociedad plural en que vivimos, en cuanto al bombardeo de ideas y pensamientos que causan conflictos y no son comunes a todos.
Es el poder público el control de esos posicionamientos, teniendo en cuenta el peso de los principios mayoritarios de la sociedad en favor de la protección de la familia, los cuales son la base de la sociedad y debe tener la protección especial del Estado. ³
Referencias.
Diccionario electrónico Houaiss ¹ de la lengua portuguesa. Pasión ... 10 en el kantismo, inclinación emocional violenta, capaz de dominar completamente la conducta humana y alejarla de la deseable capacidad de autonomía y elección racional
² Constitución Federal de 1988, art. 4º, inciso III.
³ Constitución Federal de 1988, art. 226.